Resultado de la resistencia de nuestro pueblo y de sus sacrificios, y uno de los frutos de las movilizaciones populares mundiales y de la convicción sobre la justicia de nuestra causa.
Señoras y señores de los partidos, marcos políticos y populares del mundo:
Con saludos y aprecio.
El Departamento de Relaciones Exteriores del Frente Democrático para la Liberación de Palestina transmite sus más cordiales saludos, junto con nuestro profundo agradecimiento y reconocimiento a las posiciones honorables expresadas por fuerzas, partidos y pueblos del mundo en apoyo a la justa lucha de nuestro pueblo por la libertad y la independencia. Desde la fidelidad a nuestros mártires y a los sacrificios de nuestro pueblo, ponemos en sus manos una reseña del proceso de reconocimiento internacional del Estado de Palestina, y de los pasos prácticos necesarios para hacer de dicho Estado una realidad sobre el terreno.
Palestina entre la partición y los reconocimientos internacionales
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas emitió la resolución 181, que decidió la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. El primero se impuso mediante la fuerza, la violencia y el terrorismo sionista, respaldado por el apoyo de potencias coloniales occidentales; mientras que el Estado palestino fue frustrado. Desde entonces, nuestro pueblo lucha por la creación de su propio Estado.
Acogemos con satisfacción los reconocimientos internacionales al «Estado de Palestina», pues los consideramos fruto de la resistencia del pueblo palestino y de su apego a la tierra, tras un largo camino de lucha y sacrificios, que hoy continúan con ríos de sangre en Gaza y Cisjordania. Son también resultado de las movilizaciones populares en todo el mundo y de la convicción sobre la justicia de nuestra causa, una vez desenmascarada la falsa narrativa israelí basada en mitos y ficciones históricas.
El chantaje israelí frente al reconocimiento internacional
Las amenazas israelíes de responder a los crecientes reconocimientos internacionales del Estado de Palestina, mediante la imposición de planes de anexión en Cisjordania, no son más que un chantaje evidente, destinado a disuadir al pueblo palestino de continuar su marcha hacia la libertad y la independencia. Estas amenazas revelan, en esencia, la naturaleza de Israel como un Estado fascista, contrario al derecho internacional y a los derechos humanos, cimentado en políticas de limpieza étnica, racismo y odio. Asimismo, ponen de manifiesto el callejón sin salida del proyecto sionista, destinado a un final inevitable, pues es un proyecto inviable en un mundo regido por los valores de la democracia y el respeto a los pueblos y sus culturas.
Reconocimientos internacionales: corrección de un error histórico
El reconocimiento del mundo al Estado de Palestina no es un gesto meramente simbólico, sino que conlleva un profundo significado político, diplomático y jurídico. Redibuja los contornos de una solución equilibrada: la retirada de la ocupación, el desmantelamiento de los asentamientos y el establecimiento de un Estado palestino independiente, plenamente soberano en las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén como su capital, y el retorno de los refugiados de acuerdo con la resolución 194.
No obstante, estos reconocimientos, por importantes que sean, no se completarán sin su traducción en hechos sobre el terreno, con la plena membresía de Palestina en la ONU y con todo tipo de apoyo político, económico y legal que le permita ejercer soberanía sobre su territorio libre de ocupación y asentamientos.
Más allá de Oslo: opciones palestinas alternativas
La etapa de Oslo ha concluido, ya sea por su plazo temporal (cinco años desde 1994) o de facto, con la reocupación de Cisjordania en 2002 y el aumento de los asentamientos durante ese período. Hoy nos encontramos ante tres opciones:
• La israelí, basada en la anexión y la imposición de hechos consumados;
• La estadounidense, que busca perpetuar el statu quo y convertir la autonomía en una situación permanente;
• La palestina nacional, que defiende los intereses de nuestro pueblo mediante la proclamación de la soberanía del Estado de Palestina, sobre la base de la resolución 181 y la Declaración de Independencia de 1988, lo que abre el camino hacia negociaciones serias entre dos Estados, y no entre un ocupante y un pueblo desarmado.
Hacia la imposición de un hecho palestino
Enfrentar los hechos consumados israelíes requiere imponer un hecho consumado palestino, que se base en la proclamación y materialización de la soberanía, liberando la decisión nacional de las apuestas fallidas en iniciativas estadounidenses. Proteger la conquista del Estado y el reconocimiento internacional de Palestina es una gran responsabilidad nacional, que exige la unidad de todas las fuerzas palestinas, respaldadas por el apoyo de nuestros hermanos, aliados y todos los defensores del derecho de los pueblos a la autodeterminación.
Conclusión
La resolución 181, junto con la resolución 194, constituyen la base legal del derecho del pueblo palestino a su Estado independiente. Hoy, después de décadas de ignorar este derecho, el reconocimiento internacional creciente al Estado de Palestina es una oportunidad histórica que debe transformarse en un logro tangible en el terreno. La apuesta por la justicia internacional y la legitimidad de la ONU debe ir acompañada de la acción palestina resistente, para que el Estado de Palestina sea una realidad viva y no solo un reconocimiento en el papel.
Estamos convencidos de que la protección del logro estatal y de los reconocimientos internacionales es una cuestión de lucha palestina y una tarea de todas las fuerzas de nuestro pueblo. Pero esta lucha exige también el apoyo y respaldo de nuestros hermanos y aliados, comprometidos con la ley y la justicia, a fin de que tales reconocimientos no se conviertan en un pretexto para adaptarse a la ocupación, vaciando este logro de contenido.
Estamos, por lo tanto, ante la batalla de materializar el Estado de Palestina en su territorio, con las fronteras del 4 de junio y Jerusalén Este como su capital, frente al plan de anexión que ya se aplica sobre el terreno en un intento desesperado de frustrar el derecho de nuestro pueblo a construir su Estado soberano e independiente. Esto exige de todas las fuerzas de la libertad y de la solidaridad con nuestro pueblo, y de los Estados que han reconocido a Palestina, el uso de todos los mecanismos del derecho internacional para obligar a Israel y a sus aliados a acatar la voluntad internacional.