Estimadas y estimados,
líderes de partidos políticos y formadores de opinión pública mundial:
Reciban nuestro agradecimiento y reconocimiento por sus gritos que resuenan en los medios globales, rechazando la guerra de exterminio que el fascismo sionista sigue cometiendo contra civiles, niños y mujeres en la Franja de Gaza. Les dirigimos este mensaje con el fin de mantener en alto y con fuerza la consigna de «detener la guerra de exterminio», como una demanda principal, y no caer en las trampas de los planes israelíes y estadounidenses que intentan reemplazar esta exigencia con el simple reclamo de «permitir la entrada de unos pocos camiones a Gaza».
Israel ha logrado que la demanda de ayuda humanitaria y de supervivencia supere la exigencia esencial: detener inmediatamente la guerra de exterminio en Gaza. Si bien es importante continuar presionando para permitir urgentemente la entrada de ayuda —económica, médica y de combustible— debido a la hambruna que sufre el pueblo palestino en Gaza, centrar toda la atención en este punto puede eximir a la ocupación de sus crímenes y al mundo de su responsabilidad de presionar a Israel y Estados Unidos para detener la guerra.
Muchas posiciones internacionales se enfocan en el aspecto humanitario por encima del político y práctico, que debe centrarse en el cese de la guerra. Lograr que Israel detenga su agresión contribuiría a abrir los cruces fronterizos y a introducir todas las necesidades humanitarias en el enclave. Desde el inicio de esta guerra, Occidente ha hecho énfasis, con timidez, en dos temas: la liberación de los rehenes israelíes, sin mencionar a los miles de prisioneros palestinos, y la entrada de ayuda, pues el uso de alimentos y asistencia como arma, por parte de Israel, ha sido calificado como crimen de guerra por múltiples funcionarios de la ONU.
Comprendemos esta postura de organizaciones humanitarias como la Cruz Roja o el Programa Mundial de Alimentos, cuya misión principal es la asistencia. Pero que grandes potencias limiten su posición ante una guerra de exterminio a un asunto de ayuda, evidencia una evasión deliberada para no adoptar posturas políticas claras que podrían incomodar a Israel y a Estados Unidos, más aún cuando muchos de estos países continúan proporcionando armas e inteligencia a Israel, haciéndolos cómplices del crimen.
El uso del hambre como arma es un crimen de guerra, pero el enfoque internacional sigue ignorando su dimensión legal. La relación con Israel sobre este tema se mantiene en el ámbito de deseos, declaraciones mediáticas y aspiraciones, sin presión efectiva. Incluso cuando algunos países intentaron ejercer algo de presión, el resultado fue la entrada simbólica de pocos camiones de ayuda, insuficientes incluso para un solo barrio, y controlados por entidades que buscan imponer realidades político-militares. La ONU rechazó este mecanismo israelí, un paso positivo, pero debe complementarse con el reconocimiento de que la agencia UNRWA es la entidad indicada para liderar esta tarea, en cooperación con las agencias de la ONU, y sin ceder al plan israelí de eliminar la UNRWA como parte de su intento de eliminar el derecho al retorno.
Las posiciones occidentales que abogan por la ayuda parecen ignorar que el asedio sobre Gaza lleva meses y ha causado una hambruna real, cortes de agua y electricidad, y la muerte de civiles, incluidos niños. La postura de estas potencias parece simplemente desear que Israel actúe. Ejemplos:
-Donald Trump pidió permitir más ayuda a Gaza, pero Israel sigue impidiéndolo.
-Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido, expresó conmoción por la negativa israelí a permitir la entrada de ayuda, y consideró esto una posible violación del derecho internacional.
– El canciller alemán Friedrich Merz instó a evitar la hambruna en Gaza, expresando profunda preocupación.
– Emmanuel Macron calificó como vergonzosa la negativa israelí y acusó a Netanyahu de comportamiento deshonroso.
-80 países alertaron a la ONU del riesgo de hambruna masiva.
-22 ministros de exteriores, incluidos de Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Japón y Australia, exigieron a Israel permitir la entrada completa e inmediata de ayuda bajo supervisión de la ONU.
-Líderes de Reino Unido, Francia y Canadá condenaron el nivel insoportable de sufrimiento, y calificaron de insuficiente la cantidad de alimentos que Israel dice que permitirá.
-La ONU pidió urgentemente el ingreso de ayuda, calificando la situación como «horrible y anómala».
No es razonable que tantos países limiten su posición a la ayuda, mientras son incapaces de obligar a Israel a detener el asesinato diario. Aunque los países occidentales no sean parte directa de la agresión, su peso internacional los habilita a jugar un rol más decisivo.
Las pocas concesiones de Israel sobre ayuda solo vinieron después de amenazas europeas de sanciones, suspensión de acuerdos (como hicieron Francia y Holanda), y de advertencias de que no tolerarían escenas de hambruna. Netanyahu mismo admitió: «No debemos permitir que Gaza caiga en hambruna por razones prácticas y diplomáticas», mientras su ministro de Finanzas fue más claro: “Introduciremos lo mínimo necesario para la supervivencia”.
Esto demuestra que el envío de unos camiones es un acto propagandístico que pretende engañar a la opinión pública, mientras Israel continúa su agresión con todas las formas de exterminio para anexar Gaza y desplazar a su población.
Aunque exigimos siempre una postura firme para detener la guerra, reconocemos que presionar por ayuda es crucial y debe permanecer como prioridad internacional. Pero advertimos que Netanyahu intenta convertir este tema en el único eje, ignorando el más importante: detener la guerra. Agradecemos a los países que adoptan una postura integral: exigir el fin de la guerra, entrada de ayuda, liberación de prisioneros, reconstrucción de Gaza y el derecho del pueblo palestino a decidir su futuro.
Está claro que el apoyo occidental a Israel ha disminuido respecto al inicio de la guerra, al quedar expuesto el verdadero rostro fascista de Israel, lo que ha motivado grandes protestas en Europa exigiendo el cese inmediato de la agresión, la suspensión del suministro de armas, y el fin del respaldo político a Israel. Aunque las posturas oficiales aún no alcanzan el nivel necesario —exigir clara y directamente el fin inmediato de la guerra de exterminio, el fin de los ataques contra civiles, el levantamiento del asedio y la apertura de los cruces fronterizos—, el cambio es palpable.
El Frente Democrático para la Liberación de Palestina, a través de su Departamento de Relaciones Exteriores, considera que Israel intenta eludir los llamados internacionales para detener la guerra, el hambre y abrir los cruces. Su respuesta limitada confirma su desafío a la comunidad internacional. Este desafío debe enfrentarse con medidas reales que aíslen a Israel y lo fuercen a acatar las resoluciones de la ONU y del mundo.